Las olas chocaban contra las
rocas al mismo ritmo que el tic tac de su corazón. Era la primera vez que
despertaba, abría la ventana y se encontraba con tan hermoso paisaje. El olor a
mar le recargaba de energía y pensaba que ya no le hacía falta nada más. La
playa estaba desierta, aún era temprano. Echó un vistazo al interior de la
habitación y ahí estaba él, aún dormido enrollado entre sábanas de algodón
blancas. Aquella espalda desnuda la tentaba. Deseaba acostarse a su lado y
recorrer su dedo por aquella suave piel masculina, dibujar en ella todo lo
bueno que le hacía sentir. Él se haría el remolón para que ella no cesara, no
querría que parara. Ella inquieta llevaría su mano hasta lo más próximo a su
axila para hacerle cosquillas. Entonces él se giraría y la atraparía entre sus
brazos, se besarían y se dejarían llevar otra vez por un dulce despertar. Pero
no, se quedó inmóvil otra vez mirando hacia el mar. Necesitaba ese rato para
ella, para empaparse bien de esa libertad que se había adueñado de ella por
completo. Sin quererlo recordó tiempos pasados, y lo único que pudo hacer es
esbozar una sonrisa. Ya le decían que la vida aún no había empezado para ella,
que aún le quedaba mucho por vivir y que la vida era hermosa. En aquel tiempo
ella no veía que fuera posible, pero ahora, en ese mismo instante, apoyada en
aquella ventana, mirando hacia el mar, observando cómo aquel hombre que le
había hecho sentir mujer otra vez sólo pudo esbozar una sonrisa, respirar lo
más profundamente posible para recargar la batería, cerrar la ventana y
acostarse al lado de su presente perfecto…
Redes sociales… Esas que empezamos probando y acabamos enganchados. No soy psicóloga ni experta en la materia, pero sí observo y lo experimento en mis propias carnes. Se habla mucho de la vida 2.0 que intentamos diferenciar de la 1.0 Pero en realidad, muchos de nosotros la hemos hecho una. No me avergüenzo al decir que en Tuiter he encontrado una especie de refugio, que puedo pasarme horas , a veces leyendo, de otras escribiendo, siempre llevo a mano por si una urgencia. Con todo esto, no es extraño que llegue un momento en que vea detrás de esos avatares a la persona que lo maneja. Detrás de unas letras todos nos dejamos llevar. Hay personas que sacan su lado más humorístico, sarcástico sin pasar vergüenza, otros expresen sus sentimientos detrás de una foto anónima, otros debaten sobre la actualidad, deporte, cine… En definitiva, todo el mundo busca en tuiter algo. Lo que sabemos es que buscamos desahogarnos, expresarnos, comunicarnos, pero nunca nadie, antes de crear la cuent...
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