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Mostrando entradas de enero, 2014

Llámame Ilusa...

Dulce dicen que soy. Que veo la vida de color de rosa y que nada me afecta pues las ilusas siempre calzan nubes en lugar de tacones, lloran agua con azúcar y visten con algodones. Algunos temen acercarse a mi para no dañar el frágil corazón que dicen que poseo, de otros evitan darme malas noticias no vaya a ser que no lo supere y los más ignorantes se ríen de mi. Todos opinan sobre lo que pienso o qué me va a lastimar o no. Yo les dejo hacer, que hablen, que se rían, que se alejen. ¿Qué hacer cuando nadie te entiende? Dejar que hablen. En mi rostro se ha dibujado sonrisas cuando por dentro derramaba lágrimas, esas mismas que más de una vez han desfilado por mis mejillas sin que nadie las viera porque me ocultaba, cuando podía, en mi refugio el cual no encontraba cada día. Mi mente ha jugado con mi vida y siempre he sabido ganarle la partida. Siempre existe un mañana y el sol siempre sale, nublado o no. ¿Si lloro delante de ti seré más fuerte? Tal vez si gritara delante de todos y di

Con todo lo que callo...

Con todo lo que callo podría construir una habitación en la que sólo existieramos tú y yo. Podría pintar las paredes de un color salmón, y los marcos de las ventanas blancas, decoradas con visillos de encaje, para dejar pasar la luz cada mañana. Con todo lo que callo, podría acostarme a tu lado y dejar que pasara el tiempo entre sábanas de algodón blancas, suaves, que al deslizarse por nuestro cuerpo no borrara las huellas que nuestros dedos dejaron ahí la noche anterior, una de esas noches en las que el reloj se deja sobre la mesa del comedor, olvidado, deshauciado. Con todo lo que callo, podría construir un momento único en el que nuestras lenguas se gozaran hasta llegar a lo más profundo de nuestras almas. Ahí, en ese lugar donde habitan los sueños rotos e ilusiones varias, donde se guarda en pequeños frascos de cristal aromas de hermosos encuentros, pequeños e insignificantes recuerdos que todos juntos crean sonrisas y mejillas sonrojadas. Con todo lo que callo podría pedirte qu

¿Amor 2.0?

Redes sociales… Esas que empezamos probando y acabamos enganchados. No soy psicóloga ni experta en la materia, pero sí observo y lo experimento en mis propias carnes. Se habla mucho de la vida 2.0 que intentamos diferenciar de la 1.0 Pero en realidad, muchos de nosotros la hemos hecho una. No me avergüenzo al decir que en Tuiter he encontrado una especie de refugio, que puedo pasarme horas , a veces leyendo, de otras escribiendo, siempre llevo a mano por si una urgencia. Con todo esto, no es extraño que llegue un momento en que vea detrás de esos avatares a la persona que lo maneja. Detrás de unas letras todos nos dejamos llevar. Hay personas que sacan su lado más humorístico, sarcástico sin pasar vergüenza, otros expresen sus sentimientos detrás de una foto anónima, otros debaten sobre la actualidad, deporte, cine… En definitiva, todo el mundo busca en tuiter algo. Lo que sabemos es que buscamos desahogarnos, expresarnos, comunicarnos, pero nunca nadie, antes de crear la cuent