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Cuentos de hadas...





No me gusta hablar de amor. Esas palabras de te quiero para toda la vida, cuentos de hadas, sueños fantásticos lo dejo para la noche, para alimentar las fantasías de mi hija. Ella está en la edad de soñar, imaginar cuentos de príncipes y princesas. Si vieran cómo atiende a la lectura, cómo mira sus ilustraciones y luego cómo repasa sus hojas. ¿Quién soy yo para, al finalizar con un “Colorín colorado…” le cuente la realidad, una verdad que tampoco es tan mala, sólo que hay que saber qué protagonistas escoger? Amar no es dar sin recibir ni recibir sin dar. Eso es lo complicado de una relación, mantener la balanza nivelada. Esa persona debe de ser un complemento más del camino, “si tú saltas, yo salto” ¿recuerdan? No debería de ser sólo guión de película. Saber cuando está mal e intentar arrancarle una sonrisa. Saber qué le ocurre e intentar, sin agobiar ni meterte en su mundo, qué le atormenta. Pensar que ese brillo de ojos es porque estás cerca y esas caricias que destina a tu cara es porque no sabe cómo, pero tiene la necesidad imperiosa de hacerlo. Removerte el cabello riendo, de repente, cogerte de la mano y arrastrarte hasta sus brazos. Besarte dulcemente los labios, empezando por la comisura al mismo tiempo que desliza sus manos por la nuca…. Sentir una emoción interna, saber que algo pasa por tus venas, ardiente lava que llega a tu corazón y hace que bombee más rápido, para que se pare de golpe cuando se aparte de ti y cuando te mire a los ojos otra vez, vuelva a latir más rápido si puede. Suspirar entrecortadamente, no saber si mirar a su boca o tragar saliva. Quieres hablar, pero no te salen las palabras. Te quedas inmóvil, esperando a ver qué hace, y él/ella no se mueve… ¿Ha pasado un ángel?, un momento, un instante de completa conexión que al finalizar las mejillas de ambos se sonrojan… Tiempo en el que tu presente cambia de color por completo y empiezas a pensar que aún no siendo el momento, necesitas experimentar, aún siendo en sueños, amor no de cuento, amor verdadero, compañeros, amigos, amantes, cómplices de la vida… No existe Blancanieves ni Cenicienta, pero todos queremos creer en la magia de los sentimientos…

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