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No te necesito...

    No te necesito para vivir, pero qué vida más insulsa el no despertar cada mañana con tus buenos días aún en la lejanía. No te necesito a mi lado, pero qué hermoso es notar tus dedos rozando mi estremecida piel, esa que huele a ti, cada noche, antes de ir a dormir. No te necesito por las noches, pero qué sería de mis sueños si antes no los has robado con tus besos dulces y ardientes, tus caricias que recorren todo mi cuerpo buscando mi placer aún sin tocarme, y terminar mis mejillas ruborizadas, esas que llevan tu nombre. No te necesito, no… Pero la vida no sería igual sin tu latido, ese que siento que cada día se sincroniza con el mío. No me necesitas, no, pero qué hermoso es sentir que existe alguien que desea escuchar atenta todo aquello que por tu cabeza asoma, da igual de dónde venga, sin juzgarte, e intentado comprender todo eso que pasa por tu mente, sin más que querer que te sientas bien. No me necesitas, pero sé que te hago bien con mis
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Llámame Ilusa...

Dulce dicen que soy. Que veo la vida de color de rosa y que nada me afecta pues las ilusas siempre calzan nubes en lugar de tacones, lloran agua con azúcar y visten con algodones. Algunos temen acercarse a mi para no dañar el frágil corazón que dicen que poseo, de otros evitan darme malas noticias no vaya a ser que no lo supere y los más ignorantes se ríen de mi. Todos opinan sobre lo que pienso o qué me va a lastimar o no. Yo les dejo hacer, que hablen, que se rían, que se alejen. ¿Qué hacer cuando nadie te entiende? Dejar que hablen. En mi rostro se ha dibujado sonrisas cuando por dentro derramaba lágrimas, esas mismas que más de una vez han desfilado por mis mejillas sin que nadie las viera porque me ocultaba, cuando podía, en mi refugio el cual no encontraba cada día. Mi mente ha jugado con mi vida y siempre he sabido ganarle la partida. Siempre existe un mañana y el sol siempre sale, nublado o no. ¿Si lloro delante de ti seré más fuerte? Tal vez si gritara delante de todos y di

Con todo lo que callo...

Con todo lo que callo podría construir una habitación en la que sólo existieramos tú y yo. Podría pintar las paredes de un color salmón, y los marcos de las ventanas blancas, decoradas con visillos de encaje, para dejar pasar la luz cada mañana. Con todo lo que callo, podría acostarme a tu lado y dejar que pasara el tiempo entre sábanas de algodón blancas, suaves, que al deslizarse por nuestro cuerpo no borrara las huellas que nuestros dedos dejaron ahí la noche anterior, una de esas noches en las que el reloj se deja sobre la mesa del comedor, olvidado, deshauciado. Con todo lo que callo, podría construir un momento único en el que nuestras lenguas se gozaran hasta llegar a lo más profundo de nuestras almas. Ahí, en ese lugar donde habitan los sueños rotos e ilusiones varias, donde se guarda en pequeños frascos de cristal aromas de hermosos encuentros, pequeños e insignificantes recuerdos que todos juntos crean sonrisas y mejillas sonrojadas. Con todo lo que callo podría pedirte qu

¿Amor 2.0?

Redes sociales… Esas que empezamos probando y acabamos enganchados. No soy psicóloga ni experta en la materia, pero sí observo y lo experimento en mis propias carnes. Se habla mucho de la vida 2.0 que intentamos diferenciar de la 1.0 Pero en realidad, muchos de nosotros la hemos hecho una. No me avergüenzo al decir que en Tuiter he encontrado una especie de refugio, que puedo pasarme horas , a veces leyendo, de otras escribiendo, siempre llevo a mano por si una urgencia. Con todo esto, no es extraño que llegue un momento en que vea detrás de esos avatares a la persona que lo maneja. Detrás de unas letras todos nos dejamos llevar. Hay personas que sacan su lado más humorístico, sarcástico sin pasar vergüenza, otros expresen sus sentimientos detrás de una foto anónima, otros debaten sobre la actualidad, deporte, cine… En definitiva, todo el mundo busca en tuiter algo. Lo que sabemos es que buscamos desahogarnos, expresarnos, comunicarnos, pero nunca nadie, antes de crear la cuent

Miedos...

Deja la luz encendida, quiero ver cómo te duermes. Deja que acaricie tu rostro, tengo las manos frías. Me miras, respiras, noto como tu corazón aumenta su latido. Me quieres, lo sé, y sabes que yo también. Te miro, no puedo apartar la mirada de tus ojos. Me hipnotizan, piden toda su atención. Olvido, en mi mente solo habita las ganas de besar esos labios que se entreabren, me invitan a que me lance a ellos, en busca de tu saliva. Qué hermoso momento, quiero que el reloj pare sus agujas, en ese preciso instante. Muévete, di algo. No sé cuánto tiempo podré esperar a besarte. Bajo mi mirada a tu barbilla, esa que tantas caricias me dedican mientras besas mi cuello. Muévete, me tienes ardiente de deseo. ¿Será que lo que ven mis ojos reflejados en los tuyos no es lo que yo siento? Dulce y calmado, sigues inmóvil. Bajo mis manos, ya más cálidas hasta tus labios, los abro un poco con mis dedos. Noto tu aliento, que los calienta por completo. Labios carnosos y dientes, aquellos que mor

Existe un mañana

      Toqué fondo y lo reconocí. No es agradable decirles a las personas que te rodean y te ven sufrir que estás mal. A veces nuestro orgullo es estúpido. Pedir ayuda, un simple “no estoy bien” puede salvarnos de la caída en picado hacia el abismo. Nunca es tarde para reconocer que no podemos llevar las riendas de nuestra vida y que necesitamos que alguien tome el mando por un tiempo corto hasta que las aguas vuelvan a su cauce y la confianza a nosotros mismos. Fue duro, pero valió la pena. Siempre pienso que a toda persona le tiene que llegar un momento de estos a lo largo de su vida para darse cuenta de que vamos demasiado deprisa para lo largo que es el camino. La vida se basa en dar pequeños pasos, día a día, momento a momento. Disfrutar de los detalles cotidianos que nos hace sumar y sumar. Una sonrisa, un guiño, el ver que nos intentan hacer sonreír, nuestros hijos, verlos crecer, una canción, un libro, una serie de televisión. Siempre hay algo que nos completa, sin g

"I Won´t Let You Go"

Se sentó en el arcén agotada de tanta carga. Aquellas maletas pesaban demasiado. No recordaba haberlas llenado tanto. Inició el camino ligera, con lo puesto y a medio camino se dio cuenta de que llevaba   más peso que al principio. Sus dedos enrojecidos le hicieron detenerse a reponer fuerzas. ¿De quién era aquel par de maletas? Intentaba recordar a las personas que se había cruzado a lo largo del trayecto y no lograba dar con su rostro. ¿Quién o quienes se habían aprovechado de su inocencia para que les llevara su carga a cuestas? Todo lo que recordaba era gente que había conocido y de la que algunos habían seguido hacia su destino y otras viajaban en paralelo. Miró a su alrededor y comprobó que todos sus seres queridos llevaban su propio equipaje. Tal vez los dueños no iban tan de cerca para que ella no sospechara. Miró más atrás, hasta que la vista dejó de alcanzar y entonces los vio, a los dos. Primero alcanzó a un joven muchacho de aspecto inocente. En principio parecía no estar