Admiro a las personas que saben cantar... Las que te hacen poner la piel de gallina. Yo quería tener ese poder desde pequeña. Lo intentaba todas las noches. Me aprendí todo el disco de María Carey (music Box) y aún las escucho y algún que otro gorgorito se me escapa. Las solía recitar en navidad, delante de mis padres. Mi madre decía que lo hacía muy bien y mi padre me aplaudía... Qué tiempos... Sé que lo hago de pena, pero en fin..., es lo que hay... Me gusta de vez en cuando despejarme con mi ipod y cantar a susurro canciones con sentimiento... La quinta estación, Malú, Luis Fonsi... Es otra especie de desahogo, como el escribir, que también lo hago de pena, pero me relaja. Desde que era una enana tenía ganas de saber cantar, no para ser famosa, soy bastante tímida, sino, para alegrar a las personas, para transmitirles lo que yo siento cuando escucho una canción hermosa. Ahora me acuerdo y pienso (tonta ilusa) Con 6 años pensaba que si cantaba bien fuerte mi tía que vivía abajo me escucharía y así olvidaría por un momento que mi tío había marchado... Eso me decía a mí misma, para alegrar a mi tía, pero en verdad quería hacerlo para olvidarme de que había perdido para siempre al hombre que era como mi padre... Al ir madurando (aún estoy en ello) fui rebajando el tono de voz. Mientras ayudaba en casa a limpiar los fines de semana me ponía mis walkman con Tahures Zurdos, Mclan... Era una manera de expresar mi rebeldía... Cuando llegó la edad de los 20 empecé a cantar en la ducha canciones sexys, me animaba a la hora de prepararme para ir a la discoteca, donde siempre ocurría lo mismo..., nada... Y cuando llegaron los 30..., dejé de cantar... La desgana se apoderó de mí y ahí empecé un camino hacia no sé dónde. Hará tres meses el mundo dejó de existir... Y entonces en mi cabeza sonó una canción... Abrí los ojos y me dije... Nena, tienes que luchar. Por tus hijos, por ti, porque la vida vale la pena y porque, como alguien hace poco me dijo, hay que sumar en vez de restar... Esa frase se me ha quedado marcada pues son las letras de un sentimiento que llevo dentro y el cual no podía darle nombre... Ahora sí... Mi camino ha empezado de cero pero sin borrar lo vivido. Es importante saber de dónde venimos para dibujar los pasos que nos llevará a algún sitio, espero muy lejano y siempre con una sonrisa en los labios...
En el silencio de la noche puedo encontrarte. Haces que mi frío se vuelva templanza y que mis miedos se conviertan en simples fantasmas que como humo de cigarro se dispersa con solo tocarlo. Aclaras mis dudas e interrumpes todo tormento. Pensar que existes, que puedes llegar algún día a convertirte en carne y hueso me hace creer, pensar que todo esto que ahora me está pasando sea por ti. Hace tiempo creí morir. Creí que no había más salida que cerrar los ojos y dejarme caer a un pozo sin retorno. Sentí tu presencia, pude oler tu perfume y hasta notar el tacto de tu piel. Comprendí que aún me quedaba mucho por vivir. Mi cuerpo se compone en gran parte de sentimientos y eso es lo que una vez me hizo casi padecer pero al mismo tiempo me ha ayudado a renacer, volver a juntar esas cenizas que quedaron dispersas en el suelo y que con una simple brisa, la tuya, puede convertir en lo que ahora soy, un pequeño huracán que allá por donde pasa intenta dejar huella, la mejor posible, repart
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